24 de enero de 2011

LA OBSERVADORA: EL ¡HOLA! DE ESTA SEMANA, 26 DE ENERO

Dejando de lado el reportaje de portada, que en cuanto a tendencias no aporta nada  (aunque divierte ver la personalidad y falta de complejos de Carmen Martínez-Bordiu, un ¡hurra! para ella por hacer lo que le da la gana) allá va lo que hay que copiar y lo que no:
¿Qué se ha hecho Simoneta? ¡Está estupenda! Un buen corte de pelo, un maquillaje acertado y unos buenos tacones ayudan a cualquiera (pág.27). Deja claro que seas como seas, siempre puedes mejorar. Nos gusta esta chica que nos reconcilia con el mundo de las royals siendo la mar de normal.
En contra de la opinión de las trendsetters españolas,  sigue sin convencer el estilo de Sara Carbonero. ¿Un vestido de cóctel plisado y blanco, con medias tipo leotardo y botas con tacón gordote de madera? ¡Y rematado con un bolso de tela vaquera con pespuntes cruzados y chaquetilla tejana! (pág. 34) Me lo pongo yo y mis amigas piensan que me he vestido a oscuras.
Un punto positivo para la mujer de Andrés Iniesta (pág.38). Ha cambiado su estilo (el corte de pelo a lo garçon en rubio platino no le iba nada) y la mejoría es digna de aplaudir. Se agradece encontrar a una embarazada que no va marcando tripa y que se ha molestado en arreglarse. Un acierto el sombrero Fedora y las gafas aviador.
La fiesta de la AIE fue un mosaico de gente poco acertada en su vestuario. ¡Si hasta hicieron que Ana Obregón pareciera elegante! Un acierto el color del traje de Obregón, pura tendencia esta primavera y un aprobado para Norma Duval, que sigue fiel a su estilo de señorona. (pág.46)
Un cero patatero para el indescriptible estilismo de Ana Torroja: plumas, lentejuelas y sandalias romanas. (pág 47) Se pasa por la peineta el lema “menos es más”…Argggg… El resto de mujeres que acompañan a Torroja, un desastre. A destacar, por rarita, la del vestido blanco que parecía la hermana de Spiderman. Este grupo necesita un estilista, ¡ya!
A pesar de que normalmente no convence, perfecta Mónica Hoyos para celebrar su cumpleaños: botas mosquetero, leggings efecto cuero, una camiseta blanca y una americana de paillete. Y un bolso chanel. Hubiera sido ya inmejorable si se hubiera recogido el pelo en una sencilla coleta, pero no por eso le quitamos el diez (pág.54).
¿Qué le han hecho a Mónica Martín Luque en el pelo? (pág. 56) Me recuerda a una canción de una peli de Disney: “¡Yo voy a ser el Rey Leeeeeeeón!”. A ver si su cuñada Simoneta la lleva a su peluquería y le quitan ese postizo cardado que es un horror.

Especial globos de oro:
Tal despliegue de vestidos de fiesta sobre una alfombra roja merece un análisis especial. Por si tenéis una fiesta y queréis emular a alguna de las celebrities mundiales, que sepáis lo que no triunfó y lo que se mereció una ola. Allá va el análisis:
Espectacular Catherine Zeta-Jones. Desde los pendientes hasta el vestido pasando por el peinado y el maquillaje. Dejó al resto con muy pocas posibilidades de destacar. (pág 58-59)  Muy correcta Eva Longoria. Esta chica tiene estilazo. Hubiera destacado más si no hubiera ido de negro, pero sin duda estaba elegante (pág. 67).
Observar que el vestido de Versace le hacía tripón a Angelina Jolie anima a todas las mortales que tenemos barriguilla. (pág. 60-61)
Cuando no va embutida en corsés, Pataky gana mucho y lleva cualquier prenda con soltura. Discreto y favorecedor su Armani. No convence el peinado, aunque ella lo intentó (pág. 62-63).
Otra que no acertó con el pelo fue Scarlett Johansson (pág.65). ¡Qué manía con ponerse el tupé despeinado que no le sienta bien! El vestido de Elie Saab, muy bonito y en color empolvado, que ha sido el hit de los colores de fiesta este año pasado.
Y sin comentarios los pelos de Sandra Bullock (pág. 64). ¿Pero tenía ojos? ¿Alguien se los vio? Y ella, ¿veía algo detrás de ese flequillo cortinilla peluda? Para más inri, el vestido le engordaba varios kilos por el drapeado extraño. Pobre.
Halle Berry, completamente inapropiada. Con un body y transparencias, como si fuese vestida con un salto de cama. (pág. 66).
Otra que pinchó fue Jennifer López, y mira que normalmente atina. El vestido era sencillo, y se supone que la capita bordada con strass debía animarlo, pero lo único que conseguía la capita era hacerle los brazos gordos y redondearle los hombros. Suerte que en la fiesta posterior se cambió y acertó con el minivestido acabado en plumas. Impresionante. (pág.68 y 79)
Nicole Kidman en su línea merengue, que no sé si gusta o no, pero no deja de ser su estilo habitual y no chirría. Sobraba el lacito en la cintura, bastaba con la anilla de pedrería en el hombro (pág.69)
De tendencia total para esta primavera-verano, el color rosa flúor del vestido de Julianne Moore. Un Lanvin asimétrico, muy favorecedor, con collares engarzados. El pelo retirado, un acierto. Quizá podría haber escogido otros zapatos y no los nude, pero no desentonaban. De las mejores (pág.70)
Mención aparte para Helena Boham-Carter. Da miedo, da grima, da angustia y da dolor. Y viene de familia, porque la madre también parece sacada de una pesadilla de Halloween (pág 72).
Impresionante el “vestido princesa” de Olivia Wilde.  De tul y cuajado de strass. Es uno de esos que todas deberíamos ponernos una vez en la vida. Los zapatos-joya de Louboutin se merecían destacar más y no acababan de convencer con el vestido.
Y siguiendo con el tema de los pelos…¿Annette Bening tampoco se peina? Parecía cualquiera de nosotras recién levantadas. Y vale que ahora todas quieren ser miopes porque las miradas miopes son muy sensuales, pero ¿hacía falta ponerse las gafas de pasta negras para recoger un premio?

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